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martes, 4 de marzo de 2014

FANTASMAS DE LA HISTORIA (Poema en alusión a la GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA, también llamada, Gran Guerra)

Transito estos lugares de vírgenes bosques
donde aún se escuchan los ayes de la historia.

La niebla sube desde el espejo de las aguas.
El estero/
¡Sordo en el silencio de sus trinos!

Y es una ovación reverencial ese silencio mientras gotean
(lentas de ritmos seculares)
las hojas humedecidas de los sauces.

Mi caballo sudoroso gestiona la atención desde su asombro/
Alumbran mi camino sus ojos negros.
Sus orejas/ pantallas son/
que perciben mi tensión meditabunda.

Los árboles de sabia ingenua...
(¡acaso ingenua!)
festejan la vida en sus verdores/
en la inmovilidad de sus pasos/
pero lloran/
la inmoralidad de los tiempos
sobre la raíz paradojal del bestialismo humano.





Los metales todavía suenan en la imagen fresca
de alguna sensibilidad.
Chispas ardientes/
Estrépito sulfuroso/
¡Todo chocando en la lanza de mis versos
y en la atónita pregunta del poeta!

Sobre el pantano se encolumna el aire temeroso.
Asciende interminable el cálido vapor de los siglos.

Los juncos persisten erguidos.
Acaso fantasmas de jóvenes esperanzados
envueltos en el azar ingrato de la guerra.
Sombras y más sombras rondan en el alma...
Oscurecen ya
los espíritus de los hombres.
¿Aprenderán acaso algún día
lo simple muy simple
que deben aprender?

Les hablo desde aquí/
desde esta atalaya de selvas y pantanos.
Desde el rincón del Guairá.
Donde madura la memoria de mi raza.
Les hablo desde aquí
para abrir acaso

la cegueras
en la indiferencia de los tiempos.
¡oh, auditorio de la indiferencia mundanal!

AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas



Un brindis

Una marca más, en esta marcha
de tiempos medidos
en hitos convencionales...

Una vorágine de sensaciones
expectativas, esperanzas...
La sensibilidad más intensa
hacia el éxtasis o la frustración.

¡Sin embargo, es la emoción...
la medida más certera y profunda del ser!

La emoción en los silencios/
en la euforia
o en el grito...

La algarabía en torno de la soledad
coronando de lo álgido.
alguna desértica desolación.

Pero aún así/
¡innegable se mueve la esperanza!
El hombre apuesta una vez más
a sus anhelos
a sus sueños
y hay un cantar en el balcón de su alma.

Aquí estamos/
desde nuestra marcha/
en los términos de calendarios y relojes.
Y nos apoyamos
en el alfeizar de una ventana
en la penumbrosa habitación
que enumera y memora nuestros sueños...

Allá en lo alto las estrellas
donde navega una luna rutilante.
Meteoros fugaces
centellean en nuestra mente.

Acorde de voces se oyen,... de risas.
La flor de la emoción en los ojos
que transfieren un brindis,
en éter perfumado de vida,
en el sonar de cristales.

Y va mi abrazo extendido
familia, amigos, y aquellos...
que comulgan un sueño.
Seres de buena voluntad
que enarbolan una esperanza
ante la felicidad posible
en un nuevo tramo del tiempo.

¡Y nada más que esto!
¡Con la acción detrás del anhelo
habrá de sernos bendito!

AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas 





lunes, 3 de marzo de 2014

Navegar del poeta

Una hoguera chispeante 
tu conjunción de poemas, 
oscuros tizones los versos, acaso... 
pero dan lumbres 
que se acribillan de chispas... 
de aceite vegetal que combustionan
y ascienden/ 
a la cumbre volátil de la flama.

Es el curso de necesidades crepitantes
lo que devela el misterio de la luz...
y vences, no vences, fluyes...
en la inmutabilidad candente y candilar
del grueso mediodía
o en la música azul de la noche fría.

Se desboca de repente 
el corcel del pensamiento
que mapea de su visión
aquellas manchas salpicadas
en geografía de latidos y continentes
que difusas, confusas, crean su vivir.

Debes navegar, poeta
las tormentas abisales 
de vórtices rotundos
pensamientos, sentimientos...
Certera incertidumbre del azar,
amaneciendo 
en la negrura de los días
o en la luz resplandeciente
de algún anochecer.

Fragancia de azahares
el vergel de nuestros sueños
acaso vida
latente de jazmines
¡acercando su lanza perfumada!
en el propio fenecer.
sin embargo 
el tiempo memoriza su tiempo
y en el aleteo permanente del aire
flotará de los sueños
la lumbre
de nuestro oscuro y arcano vivir.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas