lunes, 18 de enero de 2016

Paradojas

                                     Imagen de internet: http://www.canaldelmisterio.com/wp-content/uploads/
                                                                         2014/05/Tesla_colorado-700x400.jpg


La materia sigue esperando
   en oculto silencio de mil soles.
La piedra es un símbolo
   que ha enmudecido estupefacto/
      rendido al diamante oscuro del espíritu.
Y la nieve/
blandura inasible del misterio/
inmóvil    quieta en su vigilia
   bajo la forja azul de las estrellas.

El hombre es observado/
aullante chispa incompleta.
Desconoció su propio ser
de paradojas desesperadas.
Compuso sinfonías.
Estertor a cielo abierto
   de súplicas     de ruegos.

¿Mostrará el Universo alguna vez
   desde el recóndito rincón de sus tiempos
      si el acto del amor pudo más
         que la avalancha rotunda de los truenos?...
Un tiempo antes de la muerte
   es quebrada la ilusión.
Esa es la certeza/
primero ha de caer el sueño
para luego ser hollado por los pies de la muerte.

...y sigue venciendo el temor
   que construye las fronteras del hombre/
división que fragmenta a la nación de su espíritu.

Esta es la certeza/
   el nacimiento del sueño es la inflexión
      entre la esperanza y el abismo.

Y volvemos una y otra vez
al recuento de innumerables estrellas
   mientras sigue sucumbiendo
      un murmullo de voces
tras el viento inexorable de la historia.

Pero el hombre verdadero
   no es de aquí mordiendo el polvo/
es de un poco más allá...
¡De ahí   donde se aparean las galaxias!

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

                                      https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?                                                                                                                                                                                                                  q=tbn:ANd9GcRac6x1x4Cw1eWHxLXYKB7jiwaYdatmb2xmEkB9Qho77b3XKYtuxg
                                          

jueves, 6 de agosto de 2015

Desde el cénit

Esta piedra rugosa donde camino...
Estas olas que mi proa embiste...
Este furioso viento Norte
    que arroja espumas sobre mi pecho...
sólo elementos son,
de formas que se mecen,
de grava estremecida,
   arena y lodazal...
Cimental geografía donde transita
   el sino misterioso en que navego.

No hay más poder
   en cada quien,
que el centro donde gravita.
Batallar de microcosmos
en la esfera construida de elipsis
en el vibrar de espines
protones
neutrones
en el centro grave del espíritu.

Sazona la sal en cada sal
y en el brillo de su albur
refleja al sol desprevenido.

¡Cuánto más habrá
de mi ceniza
en el cuenco matricial
donde renazco!

Si de chispas breves
multiplicada va la lumbre
es así que desde el cénit
de fotones invisibles
el corazón del sueño
y la razón
 alimentados.

Desde el cénit
se adiestra a la semilla
en esas banderas ocultas del amor
que encolumna esta marcha,
formación de redobles y mandobles,
sólo vistas en paisaje vigoroso
y de tal discernimiento,
único,
a la luz correspondida.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

Foto:  "Desde el balcón"- Almagro - Bs. As. 
Juan Carlos Luis Rojas


sábado, 11 de julio de 2015

Hoy canto


Hoy tengo un cantar    que me quema
que fluye de colinas y abismos
   de vendavales y soles
tempestades en el cielo del alma
   pastoriles murmurios
      fragores y cantos, y dolores y amores.    

Hoy tengo el perfume y el néctar
   que invade mi carne y mi sangre
      desde la flor ansiosa de su boca.
Hoy renazco de hastío interminable
   y me elevo
      me sublevo de las sombras
         que contristan el rayo mensajero.

Hoy soy/
soy furia y soy calma.
Furia intensa...
   y de ti cómplice
      oh, espirituosa musa
         que vertebras leyes de natura.
Acompañarás este canto.
Acompañarás este grito.

Calma soy, sí, tú, errante ser
donde puedes abrevar
   la hacienda cansada de tu angustia.

Instinto y fiebre natural acompasas
   enloquecido corazón.

Hoy tengo un cantar    que me quema
  que desde antaño vibra
    oh, vástago del tiempo.

Hoy libero al viento el vapor perfumado
   la libertad ardiente de mi juventud.
Hoy me entrego al hedor y perfume de la vida
  asalto los fortines del temor.

Un desconocido soy entre desconocidos
   mas no mi canto   ni mi grito.
De selvática y húmeda fronda provengo.
¡Oh, Chaco, de antiguas rutas térreas
de resbaladizo lodo/
siestas de suelo crujiente/
brillantes flores silvestres
   que altivas enfrentan al Sol.

¡Ah, blanco algodonal    gramos infinitos
   desafío de cinturas de viejos y jóvenes
      quebrados sobre blanco tendal!

Traigo en mi corazón
   el éxtasis alado de multitudes canoras
de la inundación su vértigo implacable.
Bajo sombrero pajizo a pie vengo
   atravesando secas lagunas
      secos carrizales.
Arreando ganado entre bosques
rodeando esteros.

¡Oh, caídos verdores
   y estupor enredado de la vida!
Carrizales marrón amarillentos
   paradójico camufle y bullicioso delator de la boa  
rollizo inquieto de ávidas fauces.

Yo vengo de universales mezclas
   amadas y amados del mundo
      y vosotros sois la simiente
la semilla que nos reúne.
Vosotros que no solo sois
vosotros que sabéis escuchar
vosotros que discernís
   labor sagrada de los tiempos.
De onomatopéyicos sonidos provengo
   ¡oh, voluntades de pro-vida!
Vengo de templos de arpas y guitarras
   ¡oh, celestes espíritus del amor!
A vosotros dedico sones y arpegios
   que iluminan la penumbra de naranjales florecidos    
azahares embriagantes del amor
   que rezuman el aire y el baile.
¡Oh, musicalidades y poesía del paisaje
   virilidades eternas del alma!

No vengo de fáciles palabras...
   porque soy silencio y un grito del espíritu.
Basta la elocuencia de este vítreo horizonte multicolor.
Basta inyectar el alma de anaranjados atardeceres
   donde brasas ardientes del sol que va muriendo
      danzan su último baile en el follaje.

Vengo de esperanzas combativas
   donde el sapucai resume el desafío
      y desarma la nota discorde del temor.
Allá serpentean ríos y jangadas.
Mansos poderes fluyen.
¡Allí, se energizan las venas del canto!      

Hoy tengo un poema y quiere ser un canto.
Y es un canto.
Y es un grito.
Lumbre quiere ser de continentes infinitos
   unísonos sones de pueblos adormecidos.
Un clamor de esperanzas ignoradas.

Crepitar de natura os clama
   amadas y amados del mundo
a romper el vacío copioso
   de mezquinas calmas.
Renacer al espíritu y la conciencia del tiempo.
Ahuyentar escudos y blasones.
Desenmohecer el amor.

Hoy vengo a restañar las heridas del canto      
a enronquecer sonoridades y silencios
   a desarmar artes pretendidas
      y a convocar violencia tierna de ángeles
         turba encendida de justicia.

Prestad vuestros oídos, oh, fraternidades del mundo.
Buscad sentido a cada palabra.
Hoy quiero ir más allá de los mares
saltar el umbral de profusas bohemias.
De espiritual dominio ensalzar el poder.
Invito a levantar
   las velas de esperanzas caídas
      azuzar con poesías las manos del viento.  

YA, es el tiempo.
AHORA, es la hora.
Sí.
Ya es hora de sujetar las riendas
   de las aguas desbocadas.
Ya es hora de encausarlas
  en el cauce reseco de la vida.
Ya es hora de desandar
   los caminos polvorientos
      de evitar los campos
         de batallas sin victorias.
Ya es hora de atar la mano desoladora
   de compensar en justicia el castigo del inocente  
de arrancar las alambradas del egoísmo
   y sembrar los campos desiertos.

Momento es
que tus manos concreten
   lo que huellas de tus pasos
      desangraron en olvidos.
Ahora
que estas líneas
   quieren latir en versos
que transportarse desean en las venas de natura…
y cuando ya salten
   las barreras de códices y lenguas
cuando sientas ( si sientes)
que las palabras son
   espejo de lo que tu corazón grita                    
entonces canta
canta y rompe el aire con tu voz.
Suelta a navegar
   a los veleros escondidos del alma.

Flecha al Norte serán tu canto y el mío
   en la rosa abierta de los vientos.
Acallarás, aún
   a los dioses antiguos del Olimpo.
¡Hasta ellos vendrán contigo!
Vendrán a recoger la hermosura de los tiempos
y más allá de Jericó
   venceremos las murallas construidas de temor
      y de egoísmo
   esas murallas que acorazan pueblos y naciones.
Allende los mares
   cantarás tu canto universal.

¿Sois vosotros   de la puna escondida
   donde el sol hiriente
      lastima el pétreo quebraderal?
¿Sois, acaso, vadeadores del Misisipi
   y litorales de extensos y silvestres huertos?
¡Sí, vosotros, de las rápidas llanuras!
Entrareis conmigo a la conciencia de los cantares
   rezumando candores de la verde fronda.
¿Estáis por allí escoltas del sol naciente
  portadores de milenaria historia?
Sí, vosotros envueltos en los vapores impertérritos
  de Hiroshima y Nagasaki
      ¿seréis también dueños del canto?
O los que rodáis el Himalaya en reino de          
  reverentes temores
    ¿entrareis, acaso, en la cálida corriente
      de universales esperanzas?
Todos/
todos venced al tiempo
   y arrebatad la memoria
      que encierra el alma del mundo.      
Venced la distancia.
Construid puentes de cimientos fraternos.
De una vez por todas levantad los brazos
   que acurrucan el frío
tumbas de indiferencias y desidias.
Romped las murallas
   que acorazan naciones ególatras
      de pueril orgullo
         y diabólica vanidad.

Prieto entre los dientes estaba el canto.
Hoy se revela.
Hoy vocifera sobre la espuma revuelta de la historia.
Es la cuerda que templa el espíritu de lo nuevo.
Mas no existen naciones dueñas del canto.
Ellas son sólo súbditas del interés común de los pueblos.

Entonces vosotros
   humildes y valientes de la tierra
espíritus que arrastran
   la verdadera poética de la vida
¡aflorad!
   lo que subyace indeciso en vuestro espíritu.
Despertad a los gigantes dormidos
   que habitan vuestros corazones.

Unid la línea fuerte de brazos
   y cálidas manos estrechadas.
Sucumbirán   los tiranos poderes
   bajo el rayo valeroso
      de vuestro índice.

Ah, rompiere vuestro canto, tal vez
   la punta diamantada de la soledad
      la mazmorra mezquina del egoísmo.
Sí/
   ¡Romped
el eslabonado acero de protocolos vacíos
   la maraña entumecida de miedos nefastos!
Pudiera  yo mismo
   como humano   simplemente humano
      apoderarme
         de la sed “pretenciosa” de los humildes.

Un nuevo arte habrá de enseñar el canto
no el de la ostentosidad
no el de la lujuria.
Habrá de ser el arte de sacudir
   las fibras esclerosadas de la emoción.
El arte de bajar el reino del intelecto
   a lo plebeyo del sentir inteligente.
Será la acción, cantando libre
   en lo excelso del espíritu y del ser.
Sin embargo   es simple la obediencia a este cantar.
Se trata de volver los ojos al cielo.
¡Límpido!
Los oídos al fuerte viento.
Promover los sentidos
   del alma y del espíritu
extenderlos sobre el jardín generoso
   y los campos olvidados.

Sí/
ya es la hora de escuchar
   ver
      pensar
         actuar
             sentir...
dirigir los pasos
   posar las manos
      poner el corazón.

Sí.
Ya es hora de expandir el amor
   corrector de frentes alternas.
Ya es hora de amarlo todo.
Regar la hermosura
   y florecimiento poético
      de la vida.
Sí.
Ya es hora de amar.

 Autor: Juan Carlos Luis Rojas