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sábado, 11 de julio de 2015

Hoy canto


Hoy tengo un cantar    que me quema
que fluye de colinas y abismos
   de vendavales y soles
tempestades en el cielo del alma
   pastoriles murmurios
      fragores y cantos, y dolores y amores.    

Hoy tengo el perfume y el néctar
   que invade mi carne y mi sangre
      desde la flor ansiosa de su boca.
Hoy renazco de hastío interminable
   y me elevo
      me sublevo de las sombras
         que contristan el rayo mensajero.

Hoy soy/
soy furia y soy calma.
Furia intensa...
   y de ti cómplice
      oh, espirituosa musa
         que vertebras leyes de natura.
Acompañarás este canto.
Acompañarás este grito.

Calma soy, sí, tú, errante ser
donde puedes abrevar
   la hacienda cansada de tu angustia.

Instinto y fiebre natural acompasas
   enloquecido corazón.

Hoy tengo un cantar    que me quema
  que desde antaño vibra
    oh, vástago del tiempo.

Hoy libero al viento el vapor perfumado
   la libertad ardiente de mi juventud.
Hoy me entrego al hedor y perfume de la vida
  asalto los fortines del temor.

Un desconocido soy entre desconocidos
   mas no mi canto   ni mi grito.
De selvática y húmeda fronda provengo.
¡Oh, Chaco, de antiguas rutas térreas
de resbaladizo lodo/
siestas de suelo crujiente/
brillantes flores silvestres
   que altivas enfrentan al Sol.

¡Ah, blanco algodonal    gramos infinitos
   desafío de cinturas de viejos y jóvenes
      quebrados sobre blanco tendal!

Traigo en mi corazón
   el éxtasis alado de multitudes canoras
de la inundación su vértigo implacable.
Bajo sombrero pajizo a pie vengo
   atravesando secas lagunas
      secos carrizales.
Arreando ganado entre bosques
rodeando esteros.

¡Oh, caídos verdores
   y estupor enredado de la vida!
Carrizales marrón amarillentos
   paradójico camufle y bullicioso delator de la boa  
rollizo inquieto de ávidas fauces.

Yo vengo de universales mezclas
   amadas y amados del mundo
      y vosotros sois la simiente
la semilla que nos reúne.
Vosotros que no solo sois
vosotros que sabéis escuchar
vosotros que discernís
   labor sagrada de los tiempos.
De onomatopéyicos sonidos provengo
   ¡oh, voluntades de pro-vida!
Vengo de templos de arpas y guitarras
   ¡oh, celestes espíritus del amor!
A vosotros dedico sones y arpegios
   que iluminan la penumbra de naranjales florecidos    
azahares embriagantes del amor
   que rezuman el aire y el baile.
¡Oh, musicalidades y poesía del paisaje
   virilidades eternas del alma!

No vengo de fáciles palabras...
   porque soy silencio y un grito del espíritu.
Basta la elocuencia de este vítreo horizonte multicolor.
Basta inyectar el alma de anaranjados atardeceres
   donde brasas ardientes del sol que va muriendo
      danzan su último baile en el follaje.

Vengo de esperanzas combativas
   donde el sapucai resume el desafío
      y desarma la nota discorde del temor.
Allá serpentean ríos y jangadas.
Mansos poderes fluyen.
¡Allí, se energizan las venas del canto!      

Hoy tengo un poema y quiere ser un canto.
Y es un canto.
Y es un grito.
Lumbre quiere ser de continentes infinitos
   unísonos sones de pueblos adormecidos.
Un clamor de esperanzas ignoradas.

Crepitar de natura os clama
   amadas y amados del mundo
a romper el vacío copioso
   de mezquinas calmas.
Renacer al espíritu y la conciencia del tiempo.
Ahuyentar escudos y blasones.
Desenmohecer el amor.

Hoy vengo a restañar las heridas del canto      
a enronquecer sonoridades y silencios
   a desarmar artes pretendidas
      y a convocar violencia tierna de ángeles
         turba encendida de justicia.

Prestad vuestros oídos, oh, fraternidades del mundo.
Buscad sentido a cada palabra.
Hoy quiero ir más allá de los mares
saltar el umbral de profusas bohemias.
De espiritual dominio ensalzar el poder.
Invito a levantar
   las velas de esperanzas caídas
      azuzar con poesías las manos del viento.  

YA, es el tiempo.
AHORA, es la hora.
Sí.
Ya es hora de sujetar las riendas
   de las aguas desbocadas.
Ya es hora de encausarlas
  en el cauce reseco de la vida.
Ya es hora de desandar
   los caminos polvorientos
      de evitar los campos
         de batallas sin victorias.
Ya es hora de atar la mano desoladora
   de compensar en justicia el castigo del inocente  
de arrancar las alambradas del egoísmo
   y sembrar los campos desiertos.

Momento es
que tus manos concreten
   lo que huellas de tus pasos
      desangraron en olvidos.
Ahora
que estas líneas
   quieren latir en versos
que transportarse desean en las venas de natura…
y cuando ya salten
   las barreras de códices y lenguas
cuando sientas ( si sientes)
que las palabras son
   espejo de lo que tu corazón grita                    
entonces canta
canta y rompe el aire con tu voz.
Suelta a navegar
   a los veleros escondidos del alma.

Flecha al Norte serán tu canto y el mío
   en la rosa abierta de los vientos.
Acallarás, aún
   a los dioses antiguos del Olimpo.
¡Hasta ellos vendrán contigo!
Vendrán a recoger la hermosura de los tiempos
y más allá de Jericó
   venceremos las murallas construidas de temor
      y de egoísmo
   esas murallas que acorazan pueblos y naciones.
Allende los mares
   cantarás tu canto universal.

¿Sois vosotros   de la puna escondida
   donde el sol hiriente
      lastima el pétreo quebraderal?
¿Sois, acaso, vadeadores del Misisipi
   y litorales de extensos y silvestres huertos?
¡Sí, vosotros, de las rápidas llanuras!
Entrareis conmigo a la conciencia de los cantares
   rezumando candores de la verde fronda.
¿Estáis por allí escoltas del sol naciente
  portadores de milenaria historia?
Sí, vosotros envueltos en los vapores impertérritos
  de Hiroshima y Nagasaki
      ¿seréis también dueños del canto?
O los que rodáis el Himalaya en reino de          
  reverentes temores
    ¿entrareis, acaso, en la cálida corriente
      de universales esperanzas?
Todos/
todos venced al tiempo
   y arrebatad la memoria
      que encierra el alma del mundo.      
Venced la distancia.
Construid puentes de cimientos fraternos.
De una vez por todas levantad los brazos
   que acurrucan el frío
tumbas de indiferencias y desidias.
Romped las murallas
   que acorazan naciones ególatras
      de pueril orgullo
         y diabólica vanidad.

Prieto entre los dientes estaba el canto.
Hoy se revela.
Hoy vocifera sobre la espuma revuelta de la historia.
Es la cuerda que templa el espíritu de lo nuevo.
Mas no existen naciones dueñas del canto.
Ellas son sólo súbditas del interés común de los pueblos.

Entonces vosotros
   humildes y valientes de la tierra
espíritus que arrastran
   la verdadera poética de la vida
¡aflorad!
   lo que subyace indeciso en vuestro espíritu.
Despertad a los gigantes dormidos
   que habitan vuestros corazones.

Unid la línea fuerte de brazos
   y cálidas manos estrechadas.
Sucumbirán   los tiranos poderes
   bajo el rayo valeroso
      de vuestro índice.

Ah, rompiere vuestro canto, tal vez
   la punta diamantada de la soledad
      la mazmorra mezquina del egoísmo.
Sí/
   ¡Romped
el eslabonado acero de protocolos vacíos
   la maraña entumecida de miedos nefastos!
Pudiera  yo mismo
   como humano   simplemente humano
      apoderarme
         de la sed “pretenciosa” de los humildes.

Un nuevo arte habrá de enseñar el canto
no el de la ostentosidad
no el de la lujuria.
Habrá de ser el arte de sacudir
   las fibras esclerosadas de la emoción.
El arte de bajar el reino del intelecto
   a lo plebeyo del sentir inteligente.
Será la acción, cantando libre
   en lo excelso del espíritu y del ser.
Sin embargo   es simple la obediencia a este cantar.
Se trata de volver los ojos al cielo.
¡Límpido!
Los oídos al fuerte viento.
Promover los sentidos
   del alma y del espíritu
extenderlos sobre el jardín generoso
   y los campos olvidados.

Sí/
ya es la hora de escuchar
   ver
      pensar
         actuar
             sentir...
dirigir los pasos
   posar las manos
      poner el corazón.

Sí.
Ya es hora de expandir el amor
   corrector de frentes alternas.
Ya es hora de amarlo todo.
Regar la hermosura
   y florecimiento poético
      de la vida.
Sí.
Ya es hora de amar.

 Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 23 de agosto de 2014

Voz cósmica

Relámpagos arriba/
   y el rió canta un turbio murmullo de resplandores.

Es un hueco oscuro el horizonte del alma/
   que se agita en la soledad profunda del misterio.
Solo queda memorar al sol
   para reverdecer bosques y primaveras.
Las preguntas marchan hacia un confín/
Marchan desnudas de  palabras.

Mas allá de su arrogancia
  el hombre tiene ojos de niño/
y lleva en sus manos
  un libro de incertidumbres de paginas infinitas.
Es sordo en su altivez
   a la voz cósmica
      que suele dictar la esencia del ser.

Y sigo observando...
Caminata de sudor y de silencio es la cuesta
   que lleva mi embeleso hacia las cumbres.
¡Siempre es el sueño
   conquistador de estrellas infinitas!

¿Estas a mi lado acaso AMOR
   en esta soledad acompañada
      de millones de luces en el campo sideral?

Gozarían así
estas manos del ensueño/
Tus manos con las mías
   sobre el fluyente arroyo de mi senda.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

miércoles, 5 de marzo de 2014

LA MISMA RAÍZ (A Andrés Eloy Blanco)

"oh mi fuerte Orinoco, te filtró toda el agua.
Tú mismo,
desordenado,
pródigo,
invasor,
subversivo,
venezolano,
tú mismo
llevaste las dragas que te roen el fondo,
como tu propio pico de pelícano."
A, E. Blanco

                         

En el alto espacio donde los dioses respiran/
    ¡sueñas!... Oh, estrella derramando poesía.
Artífice/ artista/ armonioso diapasón de lo cósmico/
Poeta de anhelos eternos.../ ¡permaneces!/ 
Abarcado y abarcante del expandido suburbio del eter.

Yo también te saludo, desde mis ríos, mis bosques,
    espejos de estrellas, puente verde y sideral
hacia tus cumbres de lava vigorosa.

Un coro de sonoridades canoras 
    trasitan los cielos de americana esperanza,
y danzan al mundo tus sueños, 
    mis sueños, nuestros sueños.

Del continente indio afloran rostros entre el follaje... 
y los pintores ahora ya pintan tus angelitos negros.

Hoy y mañana te abrazo, en azules 
    quebrados y curvos trazos de mi pluma.

Propongo la misma raíz de tus sueños
esta sed de continente, esta sed de mundo
este anhelo, de justicia y al fin
    un retoño de paz y armonía fecunda.

AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas


martes, 4 de marzo de 2014

FANTASMAS DE LA HISTORIA (Poema en alusión a la GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA, también llamada, Gran Guerra)

Transito estos lugares de vírgenes bosques
donde aún se escuchan los ayes de la historia.

La niebla sube desde el espejo de las aguas.
El estero/
¡Sordo en el silencio de sus trinos!

Y es una ovación reverencial ese silencio mientras gotean
(lentas de ritmos seculares)
las hojas humedecidas de los sauces.

Mi caballo sudoroso gestiona la atención desde su asombro/
Alumbran mi camino sus ojos negros.
Sus orejas/ pantallas son/
que perciben mi tensión meditabunda.

Los árboles de sabia ingenua...
(¡acaso ingenua!)
festejan la vida en sus verdores/
en la inmovilidad de sus pasos/
pero lloran/
la inmoralidad de los tiempos
sobre la raíz paradojal del bestialismo humano.





Los metales todavía suenan en la imagen fresca
de alguna sensibilidad.
Chispas ardientes/
Estrépito sulfuroso/
¡Todo chocando en la lanza de mis versos
y en la atónita pregunta del poeta!

Sobre el pantano se encolumna el aire temeroso.
Asciende interminable el cálido vapor de los siglos.

Los juncos persisten erguidos.
Acaso fantasmas de jóvenes esperanzados
envueltos en el azar ingrato de la guerra.
Sombras y más sombras rondan en el alma...
Oscurecen ya
los espíritus de los hombres.
¿Aprenderán acaso algún día
lo simple muy simple
que deben aprender?

Les hablo desde aquí/
desde esta atalaya de selvas y pantanos.
Desde el rincón del Guairá.
Donde madura la memoria de mi raza.
Les hablo desde aquí
para abrir acaso

la cegueras
en la indiferencia de los tiempos.
¡oh, auditorio de la indiferencia mundanal!

AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas