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domingo, 19 de octubre de 2014

De otras maneras, madre


Desde que hubo el temblor
en la primera alborada de la semilla...
y cuando en el cosquilleo de la sangre
declamó la emoción sus sinos y misterios...
hubo el sabor anticipado de los besos
¡creciendo!
con el húmedo resplandor en los labios.

¡Y luego las manos!
tanteando en el vientre las caricias venideras,
tanteando los pasos de un tierno palpitar...
¡Pasos!...
sacudiendo la pereza de los días
hacia un renuevo de esperanzas y de sueños.

¡Madre!
De muchas maneras, madre.
La que pudo y aquella que no
y sin embargo el arrullo de amor
fue un poema
desliéndose en su pecho.

La que fue y no fue...
Donde la historia hizo un jirón
y el desapego hecho un desgarro
donde dar, acaso,
fue vida y alas...
donde la poesía de vivir
perduró su canto
con el dolor,
con el perdón,
con el amor.

Que se iluminen entonces
sus ojos de crepúsculos,
con la chispa de la algarabía,
con la estirpe piadosa del canto
en la comprensión de lo divino
y perfumada bendición.
¡Felices sean tus días,
de cualquier manera,
madre!

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

                                                             Ilustración de Olimpo Cultura


martes, 4 de marzo de 2014

Un brindis

Una marca más, en esta marcha
de tiempos medidos
en hitos convencionales...

Una vorágine de sensaciones
expectativas, esperanzas...
La sensibilidad más intensa
hacia el éxtasis o la frustración.

¡Sin embargo, es la emoción...
la medida más certera y profunda del ser!

La emoción en los silencios/
en la euforia
o en el grito...

La algarabía en torno de la soledad
coronando de lo álgido.
alguna desértica desolación.

Pero aún así/
¡innegable se mueve la esperanza!
El hombre apuesta una vez más
a sus anhelos
a sus sueños
y hay un cantar en el balcón de su alma.

Aquí estamos/
desde nuestra marcha/
en los términos de calendarios y relojes.
Y nos apoyamos
en el alfeizar de una ventana
en la penumbrosa habitación
que enumera y memora nuestros sueños...

Allá en lo alto las estrellas
donde navega una luna rutilante.
Meteoros fugaces
centellean en nuestra mente.

Acorde de voces se oyen,... de risas.
La flor de la emoción en los ojos
que transfieren un brindis,
en éter perfumado de vida,
en el sonar de cristales.

Y va mi abrazo extendido
familia, amigos, y aquellos...
que comulgan un sueño.
Seres de buena voluntad
que enarbolan una esperanza
ante la felicidad posible
en un nuevo tramo del tiempo.

¡Y nada más que esto!
¡Con la acción detrás del anhelo
habrá de sernos bendito!

AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas