viernes, 21 de marzo de 2014

Poesía

¿Qué es poesía al fin?...
Es belleza que se yergue esplendorosa
   a pesar del mundo abyecto.
Es nutriente que dinamiza y fortalece 
    los hilos de fonemas y semánticas.
Puede lubricar la voz del alma.
...¡Es la misma voz del ser!

Es lanzadera e hilámen a la vez 
    en la trama del humano que se digna construir
        el abrigo del espíritu.
...¡Es el espíritu mismo!

Poesía.
Un roble enhiesto en la llanura temblorosa
    después del seco golpe del rayo fulminante.

Su morfología no es 
    lo que enciende la luz del vocablo/
Ladrillos son
de sufrido color
ensayando alas y espacios
    de cénit desconocido/
Pero son las manos del poeta 
    las que cuelgan 
estrellas rutilantes.
Y así se elevan sus pies/
    en andamiajes/
de acero cualitativo...
para cepillar en altitud 
    el adusto ceño
        de la madera sufriente/
para pulir el canto rodado desde el confín/
o para realzar la flor
    en la fragancia expresiva del vocablo.

¿Qué es la poesía al fin?...

Sus notas son imágenes 
    de realidades mayores/
multiplicidad sensorial
    elevandose en cada peldaño
        de pentagramas infinitos.

¿La ves?...
Poesía es aquello que está detrás/
del tejido que avanza lento/
hilada tras hilada/
...una línea
    y otra, y otra/
del pensamiento y del sentir...
Virtualidad motivante
    en arte revenido
        sobre los hombros del creador.

¡Oh, poesía!...
En este rincón
    donde renazco y te habito/
vergel transmutado eres/
de vírgenes selvas/
humedad    de vapores perfumados/
esencias que energizan
    las lentas alas de mi espíritu.

¡Eh, tú!    ¿Oyes?...
Un río escondido
    que por lo bajo rumora...
El poeta lo espía
    bajo los sauces distendidos...

¡Y un verso más!    ¡Un verso más!
    que fecunda para siempre
        a la piedra adormilada.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

jueves, 20 de marzo de 2014

Gratitud de otoño

¡Felicidades, por allí, primavera!... 
Aquí, el otoño!!
La hermosa quietud gris del otoño 
con el verdor de los árboles, 
raleándose/ 
pero subiendo lentamente 
   hacia un  amarillo luminoso, 
apuntando a volar sus nervaduras, 
   en la nave transparente de una brisa, 
brindando ante mi frente 
   una pirueta juguetona del adiós. 

Sesgan raudas esas hojas 
   mi corona de príncipe, 
que en leve inclinación hacia mis pasos  
avanza, 
buscando como ellas, 
la armonía de la tierra, 
(en tanto que,  nostalgias festivas, 
se pulen en el recuerdo, 
para firmar un libro de gratitudes).

Verdores fueron, que obtuvieron flores...
¡frutos!
¡Amarillas  luego, pintadas de sol! 
...Mas el ciclo gira 
y la victoria de un pigmento amarronado, 
crujiente, 
penetrando en las entrañas de la tierra
para nutrirla, sementarla, 
con nutrientes de carbono poderoso
y transmutarla en humus fértil, 
que nuevamente
alimentará nuestras semillas
las de la Tierra
las de todos.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

lunes, 17 de marzo de 2014

¡Sigue!

Para qué salvarse... Pregunto.
¿Sólo para ir más allá?
¡Ya alguien levantará tu bandera!

¡No te asustes si los timbales
    resuenan en tu pecho
para la señal 
de la carga última y sorpresiva!
Ve por el sendero 
¡augusto!...
Con la voluntad hacia adelante
pero libre...

¡Ya habrá de emerger 
por instinto colectivo
la unión fuerte 
de las manos combativas!

¡Ya alguien dijo... 
"no te salves"...
Ya no pienses en misiones inconclusas
    ni baluartes conquistados...

¡Sólo ve!... 
¡Ve por el sendero incierto del ocaso!
O ven, 
de nuevo/
desde el fantasma astral y esperanzador
    de la aurora.

Observa ¡qué bello es el soláceo color 
    de las hojas de otoño rozando tu pelo al caer! 
Relajadas bajan,
acaso una forma de dejarse elevar...
en un leve torbellino que juguetea con la vida
    y con las muertes...

Son caras de una misma moneda 
la que debes elegir.
¡No hay otra consigna, que, avanzar!... 
¡Sigue!
Recuerda: ¡No es que la vida te debe!
¡Tú, le debes a ella!...
Emociónate con esa ventaja del crédito.

Es sólo a partir de creer 
   que habrá de ser posible crecer. 
Si te detienes...
sea sólo para más fuerza.
 Debes seguir...
¡Sigue!

Autor: Juan Carlos Luis Rojas