Domo de ángulo omnidireccional/
Cursor de carriles infinitos/
Matemática escondida en el absurdo/
Vértices incontables donde se arrima una vez más
el pecho tangencial del universo.
Esfera que pavimenta mis pasos
de números perdidos.
¿Quién pudiera acaso horadar
el pellejo tenso y curvo
de este misterio de vivir?
Una vez tras otra se dilatan
en la gradiente térmica/
intensa/
sus campos oscuros y profundos.
Una vez tras otra se acampana/
muy dentro/
el sonido estruendoso del pesar/
y se derriten
las alforjas de los sueños.
Rueda la esfera
sobre cuerdas de tendones/
Tendones que rompen
el diapasón cansado del andar.
Y vuelve el amor...
Reviven entonces
las estrellas vencidas.
Todavía aprendo/
a no domar este paseo sediento.
Sería caer
sobre el potro encabritado
de giros infinitos.
¿Quién pudiera acaso horadar
el pellejo tenso y curvo
de este misterio de vivir?
Olvidar la pregunta
suele engendrar la dicha.
Callaré entonces
la razón intelectiva del misterio
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
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